abscesos

El absceso anal

Un absceso es una cavidad llena de pus que resulta muy dolorosa por la presión que se genera en la zona. Los abscesos en la zona sacra y perianal suelen ser debido a fístulas (ver información sobre fístulas en el apartado correspondiente).

El tratamiento del absceso debe ser darle salida al pus (drenar el absceso), tras esta intervención el dolor desaparece prácticamente en su totalidad al reducirse la presión causada por el pus. El tratamiento consiste en una pequeña intervención quirúrgica ambulatoria, con anestesia local y sin ingreso, prácticamente indolora. Suele ser habitual algún control o curas que si bien pueden ser molestas suelen ser indoloras.

Con posterioridad cuando haya bajado la inflamación, en la mayoría de los casos, se deberá tratar la fístula que ha originado el absceso.

Diagnóstico del absceso anal

El examen físico demuestra tumefacción inflamatoria perianal, eritematosa, dolorosa a la palpación, dura o fluctuante. En otras ocasiones, se observa secreción purulenta en el ano si el absceso está drenado por el orificio interno, ubicado en el conducto anal.

En las primeras horas de la enfermedad, esta tumefacción dolorosa perianal no está presente.  En estos casos, el tacto rectal demuestra una protrusión dolorosa en una de las paredes del ano recto.

Si el enfermo presenta dolor, el examen físico podrá realizarse bajo anestesia.

Una ecografía endorrectal permite identificar el absceso, su localización, su extensión y sus relaciones con los esfínteres anales.

Tratamiento de abscesos - Instituto Proctológico Doctor Padrón

El absceso anal es una patología infecciosa perianal. Las causas más habituales son las infecciones de las glándulas anales, aunque también pueden aparecer en el marco de fisura anales, hemorroides complicadas y otras patologías del conducto anal. Pueden aparecer en cualquier época de la vida, pero es más común en los adultos.

Los síntomas del absceso perianal suelen ser dolor anal y perianal espontáneo, pulsátil, continuo y muy intenso que aumenta al sentarse o defecar. Puede acompañarse de fiebre y escalofríos. La progresión de esta patología puede conducir a una infección severa.

El tratamiento es quirúrgico y consiste en drenar el absceso: esto implica incidir la piel cerca del ano y permitir la salida del pus contenido dentro de la cavidad. El uso exclusivo de antibióticos no se considera una alternativa al tratamiento quirúrgico. En algunos casos la cirugía se puede realizar con anestesia local y de manera ambulante pero en la mayoría de los pacientes es recomendable la exploración y el drenaje amplio dentro del quirófano, bajo anestesia regional o general.
Dado que el absceso puede estar ubicado a diferente altura, extensión y profundidad, el tratamiento quirúrgico varía desde la simple incisión hasta la inserción
de catéteres o drenes o la realización de incisiones múltiples alrededor del ano. Si se identifica un trayecto fistuloso durante el drenaje del absceso, se podrá realizar su tratamiento de manera inmediata o diferida según a la ubicación de este trayecto.

¿Qué diferencia hay entre un absceso y una fístula?

El absceso y la fístula anal son frecuentemente las manifestaciones aguda y crónica de un mismo proceso. El absceso es una infección localizada alrededor del ano o del recto que contiene pus en su interior y la fístula es un trayecto (túnel) localizado por debajo de la piel que rodea al ano. Este trayecto tiene habitualmente dos orificios: un orificio externo ubicado en la piel cercana al ano y otro orificio interno localizado por dentro del ano.

Sobre la pregunta de si un absceso se convierte siempre en una fístula, la respuesta es no. Una fístula se desarrolla en cerca del 50% de todos los casos de abscesos anorrectales, y no hay realmente manera de predecir si ésta ocurrirá.
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