Tratamiento de la trombosis hemorroidal

El tratamiento de la trombosis hemorroidal dependerá de la fase de evolución en la que se encuentre y de la sintomatología referida por el paciente:

  • Si hay molestias leves al tocar la zona abultada y no está excesivamente dura se procederá con un tratamiento con medidas higiénicas y actitud expectante.
  • Si existe dolor importante, bulto duro y afectación de la calidad de vida se procederá, por lo general, a su extirpación quirúrgica.

Las medidas higiénicas consisten en frío local y lubricación de la zona con vaselina, el Thrombocid® podría ser de ayuda para la reabsorción del coágulo. Se recomienda conservar las pomadas en frío (nevera). En  caso de prolapso hemorroidal puede ayudar dar un ciclo de tratamiento venotónico (Daflón ®) para reducir el edema.

Se realiza infiltración con anestesia local (normalmente asociada a adrenalina). La intervención consiste en la extirpación del paquete externo afectado dejando la herida abierta. Se debe evitar efectuar incisión simple y extracción del trombo (“destechamiento”) debido a la alta probabilidad de recidiva de la trombosis en este caso. Tras la extirpación se coloca un pequeño apósito hemostático sobre la herida (Espongostan ®) y, posteriormente gasas a modo de vendaje compresivo para evitar el sangrado y la inflamación.

Prolapso hemorroidal trombosado

En casos leves puede reducirse el prolapso con la presión firme de la mano y aplicar un taponamiento posterior con apósitos. La presión natural del esfínter anal, una vez colocado el tejido hemorroidal en su posición anatómica, favorecerá la disminución de la inflamación existente.

En caso de trombosis graves con zonas necróticas se procederá a la hemorroidectomía quirúrgica de urgencia.

Para evitar recidivas de trombosis hemorroidales, y una vez pasado un periodo prudente desde la resolución de la misma, se debe considerar la valoración de las hemorroides internas y el posible tratamiento quirúrgico de las mismas con ligadura elástica.

  1. Informar sobre posibles molestias en la zona durante las horas posteriores a la intervención.
  2. Recomendar analgésicos o antiinflamatorios (paracetamol, nolotil, ibuprofeno, etc.), evitando tomar ácido acetil salicílico (AAS) en las horas siguientes para evitar el riesgo de sangrado.
  3. Retirar los apósitos colocados pasadas unas 12 horas tras la intervención. En caso de molestias debidas a la presión de los mismos podría aflojarlos unas horas antes.
  4. Una vez retirados los apósitos, los cuidados de la herida quirúrgica consistirán en baños de asiento con agua (fría los primeros días para evitar inflamación y después tibia), sal, Betadine y gel, 1-2 veces al día durante unos días. La aplicación de vaselina esterilizada en la zona circundante a la herida e incluso en su interior, puede ser de ayuda para el alivio de la sensación de prurito, escozor y tirantez en la zona que se debe al proceso de cicatrización.
  5. Se recomienda reposo relativo durante las primeras 24 horas tras la intervención, así como acudir a control al día siguiente y pasados 4-7 días de la misma (si fuera necesario) para valorar la evolución.

Lo más frecuente es que se presente un dolor continuo durante las 24-48 horas post-intervención, debido a la presencia de la herida en la zona perianal (es muy sensible). Pero, por lo general, se trata de un dolor pasajero. Para ello, recomendaremos la toma de analgésicos o la aplicación de frío local en aquellos casos en los que sea necesario.

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