Las fisuras anales son un problema muy común que puede afectar a personas de todas las edades. Una fisura anal es una grieta en el margen anal que se produce normalmente por esfuerzos y desgarros. Todas las heridas del margen anal van a afectar a la movilidad de los esfínteres anales, es decir, en los momentos en los que el paciente va a defecar, expulsar un gas o hacer movimientos de contracción al sentarse. Esto sucede porque los esfínteres anales tienen una alta sensibilidad debido a las terminaciones nerviosas receptivas de la zona. Este aumento de sensibilidad es el responsable de que exista una sensación de dolor intensa cuando existe una fisura anal.

¿Cuándo hablamos de que una fisura es crónica?

La mayoría de las fisuras anales sanan con tratamiento en el hogar después de unos días o semanas. Estas se llaman fisuras anales a corto plazo (agudas). Si usted tiene una fisura anal que no ha sanado después de 8 a 12 semanas, se considera una fisura a largo plazo (crónica), la cual puede requerir tratamiento médico.

Síntomas de la fisura anal

Los síntomas de la fisura anal pueden ser:

  • Un dolor punzante, picante o ardiente durante la evacuación intestinal. El dolor de una fisura puede ser muy intenso. Puede ser breve o durar varias horas después de evacuar el intestino.
  • Picor en la zona.
  • Sangrado. Es posible que vea una pequeña mancha de sangre de color rojo brillante en el papel higiénico o algunas gotas en el inodoro. La sangre de una fisura está separada de las heces.

¿Por qué se producen las fisuras anales?

Existen diversos motivos que pueden llevar a la aparición de una fisura en el canal o el margen anal. Las más comunes son los esfuerzos defecatorios sobre todo en el caso de las heces duras, las diarreas fuertes y los esfuerzos producidos por los partos vaginales. En ocasiones, además de estas causas también se pueden ver desgarros producidos debido a una inadecuada práctica durante las relaciones sexuales anales.

¿Qué sucede si la fisura no sana por si sola?

Es habitual que los pacientes con síntomas de una fisura anal se traten en casa como si tuviesen hemorroides, lo cual puede suponer un empeoramiento de la fisura.

Las fisuras de corta evolución y diagnosticadas correctamente por un/a expert@ en Proctología permiten ser tratadas precozmente con medicación y recomendaciones tales como suplementos de fibra, baños de asiento, etc. Estas fisuras pueden llegar a sanar sólo con tratamiento médico.

No obstante, pacientes con síntomas de más de 4 semanas o que han iniciado tratamiento médico sin mejoría derivan en una cirugía. Una detección precoz por parte de un/a expert@ en Proctología es la clave que podría evitar una intervención quirúrgica.

¡Ojo! Las fisuras que no se tratan y se cronifican tienen el riesgo de complicarse y, por ejemplo, de fistulizarse.Si los medicamentos no detienen sus síntomas, es posible que deba considerar una cirugía. La cirugía más utilizada es la esfinterotomía lateral interna. En este procedimiento, el médico hace un corte en parte del esfínter interno para relajar el espasmo que causa la fisura.

La fisura anal crónica, ¿hay que operarla siempre?

No siempre. En primer lugar, el paciente debe ser diagnosticado por un especialista (pues muchas veces se confunden con hemorroides) y, en segundo lugar, la fisura debe haber sido tratada adecuadamente. Si aún así la fisura no remite, entonces la recomendación sería operar.

El riesgo de esta cirugía no es la incontinencia, sino la infección de la herida quirúrgica. Teniendo en cuenta que la fisura también es una herida, si el paciente se resiste a la intervención y deja pasar mucho tiempo, al margen del sufrimiento que le puede causar, se expone a desarrollar un absceso/fístula de ano por infección de la fisura.

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