Cuando empiezas a trabajar en una clínica proctológica pronto eres consciente de que poca gente sabe lo que es la proctología (la especialidad médica que se ocupa del recto y la zona anal – para quien no lo sepa). Es más, tal vez ni tu misma lo sabías antes de empezar a trabajar en la clínica.

Lo siguiente que resulta evidente es que hablar de patologías proctológicas es difícil, uno puede comentar que ha ido al dentista y que tiene una caries, pero apuesto a que pocas personas comentan que han ido al proctólogo o que se han tratado las hemorroides en una conversación durante una pausa de café en el trabajo.

El motivo por el que la proctología es un tabú resulta bastante obvio en nuestra sociedad, lo que tal vez no es tan obvio es qué implicaciones acarrea. Es por esto que me parece interesante comentar algunas de las consecuencias de que no se hable abiertamente de las patologías proctológicas:

  1. Probablemente no es necesario estar comentando tus hemorroides con la vecina, pero  “sufrir las hemorroides en silencio”, como decía un viejo anuncio, hace que muchas las patologías de esta zona sean desconocidas para la mayoría de la población a pesar de ser muy frecuentes.
  2. Si tienes molestias proctológicas no sabes por dónde empezar. Normalmente preguntas a tu entorno cercano a alguien que sepas que ha tenido problemas similares, en este caso puede parecer que nadie que conoces ha tenido este tipo de problemas nunca.
  3. Si se hablara más abiertamente del tema se acudiría antes al especialista ya que no sentiríamos tanta vergüenza y sabríamos mejor que opciones existen para mejorar nuestra calidad de vida.

La siguiente información te puede ser útil si te identificas con los puntos anteriores:

  • Los problemas proctológicos son muy frecuentes, especialmente las hemorroides (prácticamente la mitad de la población adulta presenta algún síntoma de hemorroides). Es un “mal de muchos”. Pero las hemorroides no son la única patología de esta zona, las fístulas, las fisuras, las trombosis hemorroidales y los abscesos son también muy frecuentes. El sangrado, el dolor, el picor y los bultos o inflamación en la zona anal son los síntomas que se presentan en estas patologías y en general se asume que las causantes son las hemorroides. Un pequeño cuadro nos puede servir para identificar mejor las patologías de esta zona.
  • La prevalencia de las hemorroides es muy alta en la población adulta (hasta un 50% de la población adulta presenta algún síntoma de hemorroides) y si sumamos aquellas personas que han sufrido fístulas anales o sacras, fisuras anales o trombosis hemorroidales a lo largo de su vida observaríamos que es casi tan frecuente sufrir problemas proctológicos como pueden ser los problemas bucales. Es importante insistir en lo común que son las patologías proctológicas para no alarmarnos si padecemos estos síntomas e incluso para animarnos a preguntar en nuestro entorno cercano. Por supuesto también podemos preguntar a “Dr. Google” (no siempre la mejor idea) o contactar con nosotros.
  • Un pequeño sangrado, dolor o picor por supuesto no implica que tengamos que ir al médico pero no deberíamos llevar una mala calidad de vida por la vergüenza de acudir al especialista o por desconocer que existe una solución sencilla a nuestro problema. La mayoría de las patologías proctológicas (hemorroides, fístulas, fisuras, abscesos y trombosis hemorrroidales) tienen una solución sencilla y definitiva, deberíamos ser capaces de acudir a nuestro proctólogo o proctóloga (a veces nos sentimos más cómodos si es un hombre o una mujer quien nos trata) con la misma naturalidad que acudimos al dentista o al ginecólogo o ginecóloga.

La proctología puede prestarse a chiste y a veces abordar estos temas con humor ayudan a romper los tabúes, seguro que hay más de una anécdota graciosa y que nos sorprendemos de lo frecuente que la gente sufre este tipo de patologías si nos atrevemos a abordar el tema.

En cualquier caso la salud nunca debe tomarse a broma y en caso de síntomas persistentes o graves (un sangrado importante especialmente) es imprescindible acudir al especialista.

 Sangrado, Dolor, Bulto / Inflamación:

Hemorroides El sangrado es el síntoma más frecuente. Suele ser una sangre muy roja que se observa en el papel o unas gotas de sangre al ir al baño. Son más incómodas que dolorosas. Dependiendo del grado se puede observar un bulto al defecar. En función del grado de las hemorroides el bulto se retrae por sí solo, con ayuda de la mano o incluso queda fuera permanentemente.
Trombosis hemorroidal Puede darse un sangrado con coágulos puntual si se rompe el trombo. También puede haber un sangrado similar al de las hemorroides. Dependiendo de donde se localice el trombo puede ser indoloro o muy doloroso impidiendo llevar una vida normal si hay dolor al sentarse. La formación de una “bolita” en el borde del ano es la característica principal de esta patología. Suele aparecer con un esfuerzo defecatorio puntual.
Fístula Puede observarse sangrado o salida de pus en la zona donde aparezca la fístula. Si está en fase de absceso (infectada) la fístula suele ser dolorosa especialmente si se presiona en la zona inflamada. Suelen ser procesos de larga evolución puede haber una inflamación que aparece y desaparece.
Absceso Si el absceso (fístula infectada) tiene salida puede observarse un pequeño sangrado. Suele ser doloroso y se alivia aplicando asientos de agua fría o caliente. La zona del absceso se suele observar inflamada, enrojecida y caliente.
Fisura anal Puede haber un pequeño sangrado al defecar. Un dolor intenso al defecar es la característica principal de esta patología. En ocasiones puede aparecer un bulto junto a la fisura, lo que llamamos “hemorroide falsa” o “centinela”.