La fisura anal es una de las lesiones más frecuentes en el sexo anal. Por ello, es importante que si se realizan este tipo de prácticas sexuales, estas se lleven a cabo con buena lubricación y con cuidado para evitar este problema.  Esta es una de las recomendaciones del Instituto Proctológico Dr. Padrón, centro proctológico de referencia en Canarias, quien ha elaborado una Guía de Salud Sexual y Patología Proctológica con el objetivo de informar a la sociedad sobre cómo los problemas proctológicos como hemorroides, fístulas o fisuras anales pueden afectar a la vida sexual de una pareja. Descárgatela AQUÍ.

Y es que hoy, 14 de febrero, se celebra el Día Europeo de la Salud Sexual, una iniciativa de la Alianza Europea para la Salud Sexual (ESHA), cuya organización lucha por concienciar a todos, hombres y mujeres, acerca de la necesidad de aplicar hábitos sexuales saludables.

El Dr. Ignacio González, cirujano experto en Proctología del Instituto Proctológico Dr. Padrón, acudió al programa ‘Cerca de ti’ de Televisión Española en Canarias para hablar sobre la Guía y sobre cómo detectar y tratar un problema proctológico como el de la fisura anal. ¡No te lo pierdas!

¿Qué es la fisura anal?

La fisura anal es una herida en el borde del ano, originada a raíz de un episodio de estreñimiento en la mayoría de los casos, aunque también puede aparecer por otros motivos. Esta pequeña herida produce la contracción de unas fibras circulares denominadas esfínter interno. La contracción de estas fibras por un lado produce dolor, y por otro lado, impide la curación de la fisura. La fisura anal es, por lo general, completamente benigna pero, con frecuencia, extraordinariamente dolorosa.

¿Cómo suele tratarse una fisura anal?

Los tratamientos habitualmente se dirigen hacia la relajación de los músculos del esfínter anal ya que, disminuyendo la presión esfinteriana, aumenta el flujo sanguíneo en la zona y ayuda a curar las fisuras.

El Instituto Proctológico Dr. Padrón ha incorporado a sus servicios el tratamiento de fisuras anales con toxina botulínica, técnica que paraliza temporalmente el esfínter anal, favorece la llegada de sangre a la zona de la fisura y, por lo tanto, su cicatrización. Sin cirugía y con más efectividad que las cremas, presenta muchas ventajas frente otros tratamientos.

La fisura anal se puede curar con toxina botulínica

La técnica consiste en dos pequeñas inyecciones a nivel del esfínter anal interno. Se realiza de manera ambulatoria y se puede hacer vida normal después del procedimiento. Es una técnica bien tolerada por los pacientes. No necesita anestesia general o epidural, aunque puede aplicarse un anestésico tópico antes de la intervención para disminuir las molestias.

El paciente notará una rápida mejora durante las primeras 72 horas, que es el tiempo necesario para que el tratamiento actúe sobre el espasmo esfinteriano.

¿A qué pacientes se recomienda este tratamiento?

El tratamiento, al ser poco agresivo para el paciente, está especialmente indicado en los siguientes casos:

  • Los tratamientos conservadores (cremas) no han funcionado.
  • Cuando la cirugía está contraindicada por la patología de base del paciente.
  • Como tratamiento de segunda línea en caso de recidiva tras la cirugía.

En general, suele recomendarse a:

  • Pacientes con patologías cardiacas  como insuficiencia cardiaca congestiva (ICC), patologías valvulares, infartos al miocardio recientes; patología neurológicas como serían cuadros de hemiplejia o hemiparesia o posterior a cirugía de hernias discales, patologías hepáticas y renales. No está específicamente contraindicado en pacientes anticoagulados, solo se precisa mayor cuidado por los riesgos aumentados de sangrado y de hematomas.
  • Personas con fisuras crónicas con mucho dolor también pueden solicitar y tener acceso al procedimiento.
  • Cuando el/ la paciente lo solicite (siempre que haya indicación quirúrgica, es decir, contractura esfinteriana y dolor intenso), pudiendo ser en este caso de 1era línea por el dolor intenso.
  • Indicado también en pacientes que tienen miedo o temor a la cirugía.