Una de las patologías proctológicas (enfermedades del recto y el ano) más complejas son las fístulas anales. El absceso y la fístula anal son frecuentemente las manifestaciones aguda y crónica de un mismo proceso. Un absceso es una infección localizada alrededor del ano o del recto que contiene pus en su interior y la fístula es un trayecto (túnel) localizado por debajo de la piel que rodea al ano.

La fístula anal es una enfermedad relativamente común, sobre todo en adultos, aunque puede presentarse en niños si se asocia a enfermedades inflamatorias intestinales como la enfermedad de Crohn. Aparece más frecuentemente en varones que en mujeres. Su prevalencia se estima en torno al 30%, con un pico de edad en torno a los 40 años.

Síntomas de una fístula anal

Según nos explica en este vídeo el Dr. Ignacio González, cirujano experto en Proctología del Instituto Proctológico Dr. Padrón, “un absceso o una fístula perianal suelen provocar un dolor pulsátil que no tiene nada que ver con la defecación”. Este dolor puede aparecer en cualquier momento del día y estar acompañado de fiebre.

El Dr. González señala también es probable que puedan aparecer secreciones de pus o un líquido sanguinolento. La aparición de fiebre puede deberse a la inflamación que pueda haber en la zona perianal. Las personas que padecen una fístula anal pueden notar que su dolor empeora al toser o estornudar.

¿Cómo se tratan las fístulas?

A la hora de hablar del tratamiento de esta patología proctológica, podemos distinguir entre fístulas grandes y pequeñas.

En el caso de las fístulas pequeñas, se drena el absceso y se realiza la puesta a plano del trayecto fistuloso que soluciona el problema de forma definitiva. Esta técnica quirúrgica consiste en abrir completamente el trayecto de la fístula para que cicatrice de dentro hacia fuera.

En el caso de las fístulas anales o perianales en ocasiones es necesario colocar un setón o vaseloop, una especie de hilo elástico, a través de la fístula para mantenerla abierta y, tras un periodo de tiempo determinado, se procede a retirar el hilo y realizar la cirugía del trayecto fistuloso.

En la mayoría de los centros suelen tratar las fístulas de forma quirúrgica mediante cirugías complejas y agresivas con postoperatorios dolorosos y largos. En el Instituto Proctológico Dr. Padrón se realiza el tratamiento de las fístulas mediante cirugías ambulatorias bajo anestesia local que no son invasivas y no requieren ingreso hospitalario. Esto proporciona a los pacientes un postoperatorio indoloro con una baja médica mínima, de uno o dos días.

El postoperatorio tras una intervención de fístula anal

Después de la intervención de una fístula, las curas que tendremos que llevar a cabo evitarán el cierre “en falso” del canal fistuloso para evitar que se vuelva a formar la fístula. Lo ideal es que estas curen “de dentro a afuera”, lo que médicamente se conoce como “cierre por segunda intención”.

Las curas de fístulas tienen muy mala fama ya que tradicionalmente para evitar cierres precoces de la herida se dejan gasas en el interior de la herida, siendo dolorosa la retirada de las mismas. Muchas personas que se han operado de fístulas recuerdan las curas como un auténtico infierno (mucho peor que la operación o la propia fístula).

Sin embargo, en la actualidad, con nuestras técnicas y nuestra experiencia en el Instituto Proctológico Dr. Padrón, las curas no suelen ser dolorosas. Esto se debe principalmente a dos motivos. Por un lado, al realizar la operación de fístula de forma ambulatoria y bajo anestesia local la intervención suele ser menos agresiva (la herida es más pequeña) que una operación que requiera ingreso hospitalario. Por otro lado, no es necesario dejar gasas en la herida ya que existen apósitos alternativos que no se pegan a la herida y no resulta doloroso al retirarlos cuando se realiza la cura.

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